Derechos Humanos
Para la Madre Teresa de Calcuta: "La pobreza es bella"
Príncipes, presidentes, primer-ministros, embajadores, celebridades, representantes especiales de jefes de estados y tres reinas asistieron al funeral estatal de la Madre Teresa en Calcuta el 13 de septiembre del año 1997. Seis horas de ceremonias que incluyeron una escolta militar y rezos por una batería de cardenales, arzobispos y grandes líderes de otras agrupaciones religiosas.
Este funeral ha sido un evento altamente político que provoca preguntas muy interesantes.
¿Por qué tantos de los más poderosos y privilegiados del mundo viajaron hasta tan lejos para rendir homenaje a una humilde monja que cuidaba enfermos y marginados? ¿Por qué los estratos más ricos de la sociedad tienen un amor especial por la Madre Teresa?
¿Por qué las más grandes corporaciones de los medios de comunicación gastan innumerables horas exhortando a seguir el ejemplo de la Madre Teresa? ¿Por qué tantas de estas ilustres personas que rinden homenaje a la Madre Teresa son tan conocidos por su total indiferencia hacia los pobres de sus propios países?
Otra pregunta más. Los medios de comunicación pronosticaron que un millón de pobres llenarían las calles. ¿Por qué asistieron menos del 5% de esa cifra? ¿Es que los pobres son desagradecidos?
La Madre Teresa no fue la primera ni la única en preocuparse por los pobres. Durante su vida, millones de personas que se sacrificaban han sido atacadas, encarceladas, perseguidas e incluso matadas por tratar de cambiar las condiciones de vida de los pobres. ¿Qué hay tan conmovedor en el mensaje de la Madre Teresa que le ganó fama mundial? ¿Por qué se la calificó de santa viviente? ¿Por qué recibió el Premio Nobel de la Paz y tantos otros galardones humanitarios?
“Los pobres deben aceptar la pobreza”
El día anterior a su funeral su sucesora, la hermana Nirmala, reafirmó la opinión de la Madre Teresa de que “la pobreza es bella”. Dijo que la Madre Teresa no estaba interesada en las causas de la pobreza o en cambiar el entorno social. “La pobreza siempre existirá”, dijo. “Queremos que los pobres vean la pobreza correctamente, aceptarla y tener fe que el Señor proveerá”.
Este es el mensaje que los ricos de todos los rincones del mundo honran. Para ellos, es en verdad un mensaje divino.
La Madre Teresa nunca habló sobre la justicia. No organizó a los pobres para luchar por sus derechos o reclamar una vida mejor para sí mismos o para sus hijos. Tanto ella como la orden religiosa que ella fundó en Calcula, las Misioneras de la Caridad, se sacrificaron cuidando a los que nada tienen, a los moribundos y a los huérfanos. Pero los ricos y los poderosos la amaban porque ella no pedía asistencia médica, pensiones, salario mínimo, escuelas, sindicatos o el fin de la viciosa discriminación de castas contra los “intocables”.
El Papa Juan Pablo II abrazó a la Madre Teresa y el secretario de estado del Vaticano dirigió su misa funeral. Sin embargo, dentro de la Iglesia Católica Romana muchos curas y monjas que están profundamente comprometidos trabajando con los “más pobres de los pobres” son depurados o suprimidos.
El movimiento religioso popular latinoamericano llamado “teología de liberación” se organiza para que hayan radicales cambios políticos y económicos. Curas y monjas militantes apoyan las reivindicaciones de los campesinos sin tierra y los empobrecidos trabajadores urbanos aliados con las luchas de liberación dirigidas por los comunistas y los movimientos guerrilleros armados.
Ellos no comparten la opinión de la Madre Teresa de que “el sufrimiento y la enfermedad son regalos de Dios”. Ven la aplastante pobreza como el resultado de un sistema económico corrupto que pone las ganancias por encima de las necesidades humanas.
La Madre Teresa fue una vocal opositora a la teología de la liberación. También era amiga de y apoyaba a dictadores como Duvalier en Haití. Primeramente obtuvo prominencia con su oposición al Papa Juan XXIII y a las ideas más liberales del Concilio Vaticano II en los años 60. Estuvo fuertemente en contra del aborto, el control de la natalidad y todas las formas de planificación familiar.
Cuando en Irlanda hubo un referéndum sobre la derogación de la única prohibición constitucional al divorcio en Europa, la Madre Teresa se apresuró a ir allí. Predicó a las mujeres pobres de Irlanda sobre lo pecaminosos que eran los cambios que se pedían.
Calcuta roja
Calcuta, sede de las Misioneras de la Caridad, tiene una población de 11 millones de personas. Es una ciudad de enorme pobreza, hacinamiento y paro crónicos.
Una tercera parte de su población vive en tugurios. Faltan sanidad adecuada, agua corriente y electricidad. Dos millones no tienen vivienda, son migrantes o “flotantes”,
Calcuta era la capital del colonialismo británico en la India. La British East Indies Company fundó la ciudad hace 300 años como centro comercial, puerto de mar, localidad de factorías textiles... y el centro del tráfico de opio forzado sobre China.
Calcuta fue también la sede del explosivo movimiento que acabó con el colonialismo ingles. Tiene la mayor y más militante clase obrera de la India. La ciudad es un importante centro industrial, con el puerto más importante de la India. Existe allí un poderoso movimiento comunista que ha organizado huelgas generales.
Las manifestaciones en Calcuta a menudo movilizan cientos de miles de personas. Asistencias de más de un millón no son raras. Pobres y trabajadores se congregan en gran número cuando existe la posibilidad de ganar derechos, de mejorar el estándar de vida y de arrancar concesiones a una sociedad injusta.
En esta ciudad con alta conciencia de clase, los pobres enfurecidos deben haber contemplado el aplauso al mensaje de la Madre Teresa –especialmente proviniendo de los medios occidentales- con profunda sospecha.
Mientras lo ricos y los poderosos agitan para canonizar a la Madre Teresa, los “más pobres de los pobres” estarán más inclinados a buscar un liderazgo que trate de eliminar la pobreza, no de bendecirla. (Etiqueta: Edición digital de la Fundación Andreu Nin, febrero 2006)
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