Historia
Flora Tristan
Flora Celestina Teresa Enriqueta de Tristán y Moscoso (París; 7 de abril de 1803 - Burdeos; 14 de noviembre de 1844), más conocida como Flora Tristan (o Tristán), fue una escritora, pensadora y feminista francesa de ascendencia peruana. Fue una de las grandes fundadoras del feminismo temprano.
Su padre, Mariano de Tristán y Moscoso, hermano de Juan Pío de Tristán y Moscoso, fue un aristócrata y coronel peruano natural de Arequipa (en ese entonces parte del Virreinato del Perú) y miembro de la Armada Española, mientras que su madre, Teresa Lesnais, era francesa. Algunas versiones sostienen que Simón Bolívar fue el padre de Flora Tristán. Mariano y Teresa se conocieron en la ciudad vasca de Bilbao durante la estancia de Mariano allí. Este no llegó a reconocer legalmente a Flora como su hija. Flora tuvo una primera infancia de lujo, y su casa era visitada por personajes que luego serían hitos en la historia, como Simón Bolívar, que compartía orígenes criollos y vascos con el padre de Flora. Esta situación de bondad económica y social se truncó con la muerte de su padre en 1808, cuando Flora apenas tenía 5 años, lo cual dejó a la familia en la pobreza. La falta de reconocimiento legal por parte del padre le impidió heredar los bienes que dejara este.
Dos años después de la muerte de su padre, Flora y su madre se trasladaron a vivir a un barrio marginal de París, en los alrededores de la Place Maubert, donde vivieron en condiciones penosas. A los 16 años comenzó a trabajar como obrera colorista en un taller de litografía y con 17 años se casó con el propietario de este, André Chazal, el 3 de febrero de 1821. En los cuatro años siguientes tuvieron tres hijos, uno de los cuales murió, al parecer, muy pequeño; el otro recibió el nombre de Ernesto, y la tercera, nacida en 1825, fue Alina, que sería más tarde la madre del pintor Paul Gauguin. Este matrimonio de conveniencia se disolvió a causa de los celos y malos tratos del esposo. A los 22 años, Flora huyó del hogar llevándose a sus hijos. Su doble condición de hija natural y esposa separada la redujo a la marginal condición de “paria”, como le gustaba denominarse. Chazal la persiguió incansablemente.
Finalmente, lograron un acuerdo judicial, por el que él se quedaba con la custodia del hijo varón, mientras que ella se quedaba con la niña.
No obstante, Flora desconfió de su marido y se marchó de París. Así comenzó su vida errante junto con su hija Alina. Gracias a la intervención del capitán Chabrié, en 1829 pudo remitir una carta a su tío Juan Pío Tristán y Moscoso, que vivía en Perú, quien durante cinco años le envió dinero para ayudarla contra su pobreza. Gracias a Pedro Mariano de Goyeneche, pariente de los Tristán, Flora viajó a Perú en 1832, dispuesta a cobrar su herencia y recuperar su lugar en la sociedad.
El 7 de abril de 1833, justo el día en el que cumplió 30 años, Flora se embarcó en Le Mexican. El barco pertenecía al mismo capitán Chabrié, quien le había facilitado el primer contacto con sus parientes peruanos. La travesía hasta América duró cinco meses y, tras desembarcar en Islay, Flora pasó a Arequipa, donde permaneció hasta abril de 1834. Reclamó a don Pío su herencia paterna, pero este se negó a dársela; aunque Pío la tratara de “sobrina querida”, al no haber ningún documento que acreditara que era hija legítima de su hermano Mariano, no podía proceder de otro modo. Únicamente accedió a pasarle una pensión mensual.
Flora se trasladó a Lima, donde permaneció hasta el 16 de julio de 1834, fecha en que se embarcó en Callao con destino a Liverpool, en el Reino Unido. Durante su estancia en Perú fue testigo de la crisis política de 1833-1834, la guerra civil entre los partidarios de Agustín Gamarra y los de Luis José de Orbegoso.
Flora escribió un diario de viajes acerca de sus experiencias en Perú. El diario fue publicado en 1838, como Pérégrinations dune paria (Peregrinaciones de una paria).
De regreso a Francia, emprendió una campaña a favor de la emancipación de la mujer, los derechos de los trabajadores y en contra de la pena de muerte. Ya había conseguido la separación legal de su marido y la custodia de sus hijos; sin embargo, André Chazal, enfurecido e impotente, intentó asesinarla en septiembre de 1838, disparándole en la calle, y la dejó malherida. Flora ganó notoriedad en la prensa, y Chazal fue sometido a un proceso que se le complicó con la acusación de intentar violar a su propia hija Aline; finalmente fue condenado a veinte años de trabajos forzados.
Separada ya de Chazal, Flora publicó en 1840 un coherente programa socialista en L’Union Ouvriere (La Unión Obrera), en donde clamó por la necesidad de los trabajadores de organizarse y abogó por su «unidad universal»-la emancipación de los trabajadores debía ir unida a la emancipación de la mujer.
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