Derechos Humanos
Monseñor Romero sigue presente en luchas sociales
El 31 aniversario del asesinato de monseñor Óscar Arnulfo Romero (1917-1980) confirmó una vez más su creciente vigencia en las luchas sociales de los salvadoreños y sus esperanzas de una sociedad más justa. El propio obispo mártir, mirando al futuro, vaticinó ante las frecuentes amenazas de muerte en su contra: "Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño". El tiempo le ha dado la razón.
Su retrato, junto a muchas de sus ideas dispersas en centenares de homilías, se encuentran por muchas partes del país, desde una humilde vivienda de una comunidad cristiana de base hasta grandes murales de universidades.
Es considerado el guía espiritual de la nación por el presidente salvadoreño, Mauricio Funes, durante cuyo mandato monseñor Romero ha recibido los primeros homenajes oficiales.
El religioso fue asesinado de un disparo al corazón el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba misa en la capilla del hospital para cancerosos Divina Providencia, de la colonia Miramontes.
Una Comisión de la Verdad creada por Naciones Unidas después de los Acuerdos de Paz de 1992, determinó en 1993 que monseñor Romero fue víctima de los escuadrones de la muerte dirigidos por el mayor Roberto D’Aubuisson, fundador del partido Alianza Republicana Nacionalista.
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