En actitud propositiva y proactiva, la Coordinadora Latinoamericana y Caribeña de la Organización Mundial de Trabajadores- CLAC WOW- parafraseó en ocasión del "Día Internacional del Trabajo", la exhortación que años atrás hiciera Jorge Bergoglio a los sindicatos italianos, sobre la trascendencia que tuvo y tiene la organización que protege y lucha por mejores condiciones sociales y económicas para los trabajadores.

En palabras sencillas, como es su forma de hablar, sin eufemismos, el Papa Francisco dijo de manera puntual que "los sindicatos nacen y renacen", porque constituyen en la práctica la voz que necesitan los trabajadores para hacer oir su voz, en forma solidaria, como corresponde en ese afán permanente por hacer digna su vida.

La iniciativa de la organización latinoamericana y caribeña que nos hizo recordar que no estamos solos y que tenemos de nuestro lado, a quien nos enseña el camino a seguir como creyentes del humanismo integral, es alentadora, por decir lo menos. Pero el saludo de la CLAC WOW en aniversario tan significativo, tuvo también otros alcances, cuando sin pasiones equivocadas, sin llantos ni dolores circunstanciales, rindió sincero homenaje a quienes ayer, ofrendaron sus vidas a lo largo de los siglos XIX y XX, para lograr la conquista del trabajo como derecho humano en toda su dimensión como bien social, así como a quienes hoy se encuentran entregados a la causa de encontrar respuesta a la grave crisis política, social y económica que afronta la sociedad mundial, sobre todo en los países del llamado "tercer mundo", a causa de crecientes desigualdades y discriminaciones; a causa de la errónea interpretación del concepto de familia, que viene siendo lastimada en su vitalidad como célula básica de toda sociedad; y a causa del irrespeto a la dignidad de la persona humana como tal, negando valores y principios que les son inherentes desde su concepción.

Ya pasó el 1 de mayo, pero los fundamentos del mensaje de la CLAC WOW mantienen su vigencia, sobre todo cuando convoca a hombres y mujeres, jóvenes y adultos mayores, a compartir una preocupación universal "para que la humanidad entienda y participe con la inteligencia que le es propia , en el empeño de lograr un nuevo pacto mundial". Es decir un pacto que incluya usar la nueva tecnología no como medio para la dominación de pueblos y naciones, sino para el bienestar de todos y de manera preferente de quienes están a la espera de que se les vea y se les escuche.

El acierto del mensaje es que guarda armonía con la prédica del humanismo integral, convoca y suma, no resta en tanto que si  interpreta el significado de la Encíclica Laborem Exercens,  que recuerda siempre la dignidad y los derechos de los seres humanos del trabajo, denuncia las situaciones en las que se violan tales derechos y contribuye a orientar estos cambios ( científicos y tecnológicos) para que se realice un auténtico progreso del ser humanos y de la sociedad.